A veces son los mismos niños los que enseñan a los adultos a ahorrar agua tras estudiar lecciones sobre las buenas prácticas ambientales que debemos llevar a cabo desde bien pequeños. Pero el cole no siempre es todo lo efectivo que debiera, para qué engañarnos, o en todo caso conviene reforzar lo que allí aprenden con una temprana educación verde en casa.
Predicar con el ejemplo ha de ser la más importante máxima a la hora de fomentar el buen uso del agua en tus hijos. Y, por supuesto, hay que tener paciencia y acompañarlos cuando acudan a lavarse las manos o los dientes, pongamos por caso, para indicarles cómo han de hacer las cosas para no despilfarrar este recurso tan escaso.
Si tienes facilidad para inventar historias, puedes contarles una en la que la protagonista sea una gota de agua, por ejemplo, e imaginar historias que la protegen y conservan, frente a otras que la echan a perder. Otra idea podría ser un cuento en el que los personajes tuvieran problemas para conseguir agua y las consecuencias que de ello se derivan. Incluso, por qué no, sería genial inventar un detective o haz que su superhéroe favorito busque el agua perdida y la devuelve a quienes la necesitan, ya sean las plantas, las personas o cualquier otro ser real o ficticio para el que sea vital.
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